¿Casualidad o destino?

Hace dos fines de semana, estuve cenando en un restaurante árabe con unas amigas.
Nunca había estado en uno de este tipo y la verdad que no me desagradó, a parte había espectáculo después de la cena, el ambiente era de lo más árabe posible, cachimbas por doquier, taburetes talla XS sin respaldo que te dejan la espalda hecha un 8 al final de la cena,…

Pues bien, una acostumbrada a tomar ensaladitas y asados para cuidar la línea y el estómago, porque lo tengo archisensible, se metió entre pecho y espalda platos típicos tipo cuscus, tajine, humus,…. Un té delicioso y unas pastas hipercalóricas que te forman una bola en el estómago totalmente indigesta.
El caso es que luego llevaba, más que el estómago revuelto, una pesadez brutal, casi no podía ni bailar porque al moverme me subía un sabor a cuscús o yoquesequé que te cagas.

Y porqué ¿casualidad o destino? Porque tengo una compañera de trabajo encargada de organizar las cenitas en petit comité que cada vez nos sorprende con algo nuevo y nos lleva a los sititos menos pensados. Este sábado habíamos quedado para cenar y bueno, imagino que ya sabéis donde cenamos no???? pues si, en uno de esos pero lo mejor de lo mejor es que la chica de la danza del vientre me sacó a bailar y me hizo mover las caderas, cintura, cuello,… todo mi cuerpo nada más haber cenado con lo que aún hoy llevo el humus revoloteando por mi garganta.